Roberto Piazza había dicho que el abuso significaba dos vidas destruídas, tanto la de la víctima como la del victimario y cuando le repreguntaron por esto terminó de embarrarla.

Para el modisto sólo existen dos opciones: que el abusador sea un psicópata o que haya sido cuna calentura momentánea.

Inmediatamente desde el piso le pusieron el foco en que no podía calificar un abuso de un menor como un calentura momentánea pero el se quedó en sus dichos.

Lo más triste es que este hombre, que fue abusado en su infancia, preside una fundación para tratar este tipo de casos.