Durante toda su vida Varvara vivió en jaulas y actuó en shows hasta que finalmente Bélgica decidió legislar sobre los animales en cautiverio que eran explotados en circos.

Tras intensas negociaciones con el dueño del circo y su entrenador la organización Four Paws logró rescatarla y trasladarla al Centro de Grandes Felinos en Tierart, Alemania.

La tigresa fue adormecida y al principio no quería salir a recorrer su nuevo hogar. Luego de unos días pudo desplazarse y pisar suelo que no esté cubierto de cemento por primera vez.

Si bien lo ideal sería que Varvara esté en su hábitat natural al haber sido criada en cautiverio el proceso es mucho más difícil.  Al menos, ahora estará cuidada  aunque no pueda recuperar la libertad que le arrebataron de cachorra. El daño ya está hecho.