Luego de la anécdota, la charla derivó en el bodegón donde el artista cocina para las personas que lo quieran visitar los fines de semana, en su propio taller.

El artista invitó a Magaldi aunque le advirtió que con esos zapatos, llegaría descalzo para la comida, desestimando la posibilidad de que se concrete la comida entre ambos.