Al parecer la policía de Pinamar no tiene nada mejor que hacer que molestar a un tipo que está recorriendo la playa y vendiendo churros para ganarse un mango.

Claramente la policía cumple órdenes y en lugar de estar previniendo un delito o controlando que la gente no ande en cuatriciclo sin las medidas básicas de seguridad, los mandan a la playa a molestar a los trabajadores.

Esta vez la gente decidió interrumpir su descanso para salir en defensa del vendedor de churros, le compraron la mercadería e impidieron que la policía la secuestrara.