Si bien parece una de las tantas películas de la picarezca nacional en la cual alguien intentaba ingresar a un establecimiento abordándolo desde las paredes para poder saltar por una ventana, ocurrió en la vida real.

Y lejos de plantearse como una anécdota divertida es una muestra de la 'nueva normalidad' que nos acompaña en tiempos de coronavius.