El músico cordobés Diego Andrés Ferreyra estaba feliz: tenía la firma de su ídolo, como un adorno eterno distinguiendo su espalda de las demás.

Pero la pesadilla comenzó cuando el mismo Pablo Lescano confirmó la desventura: "Esa no es mi firma, te cagaron", tuiteó.

Ferreyra -a quien todos conoces como 'gatto'- eligió ese tatuaje convencido de que se trataba de una firma de puño y letra, pero no fue así.

Vía Twitter, Lescano respondió ante la prueba y explicó que se trató de un engaño, ya que él nunca había firmado aquella remera.

Pero todo se solucionó cuando el cumbiero arregló un encuentro con el cordobés, lo trajo hasta Buenos Aires -donde trabaja su tatuador de confianza- y le realizaron un dibujo del famoso sinte que utiliza Pablo en sus presentaciones, acompañado de su firma real.