Historias de robos que fracasaron por motivos insólitos hay muchas pero la de este tucumano que quiso llevarse el medidor de gas de una casa y se quedó dormido, con la espalda apoyada en la pared, a plena luz del día, es de las más inverosímiles.

El sueño del asaltante es tan profundo que el damnificado -que blandía un hacha en la mano para hacer valer sus derechos a la fuerza- tuvo tiempo para grabar la escena mientras explicaba lo sucedido en voz alta para que los curiosos que se acercaran entendieron qué es lo que había ocurrido.

Y ni así el ladrón pudo despertarse.