El destino reafirma aquella expresión de la titular de Abuelas de Plaza de Mayo: "Los nietos van a ser adultos, van a dudar y van a empezar a buscarnos a nosotras".

Para tomar dimensión de todo cuanto generó la recuperación de la identidad de Ignacio Guido Montoya Carlotto, basta con repasar que las Abuelas de Plaza de Mayo reciben todos los años miles de consultas de jóvenes, de las cuales unas 500, en promedio, se convierten en "presentaciones". Este año las presentaciones fueron 700.

Esos son los casos que ameritan que se abra un legajo en la Comisión Nacional por el Derechos a la Identidad (CoNaDI) y en los que interviene el Banco Nacional de Datos Genéticos.

"El efecto que generó la recuperación de la identidad de Guido se puede equiparar con lo que había generado la serie televisiva Montecristo, dada la notoriedad de su abuela", indicó a Télam una fuente de esa organización, que además recordó que en 2006, con el programa que protagonizaba Pablo Echarri, también se generó un pico de consultas.

"El impacto inmediato fue mayor al de cualquier campaña de difusión. Algunos llaman para consultar, otros para aportar datos; en cada caso se los orienta. No paran de llamar", aseguraron ese día a Télam.

Desde el área de Presentación Espontánea, a la que recurren quienes tienen dudas sobre su origen (o terceros vinculados a ellos), explicaron que por aquellos días tuvieron que agregar un teléfono y pedir que un compañero de otro sector los asistiera: recibían 100 llamadas por día, mucho más que las 40 que reciben en períodos de campaña y de las 10 a las que están acostumbrados en períodos a los que denominan "bajos".

El mismo impacto se sintió por esos días a través de las consultas por correo electrónico: el área de Presentación Espontánea, que recibe unas 25 consultas diarias en promedio, aquella tarde de alegría desbordante recibió 250 consultas vía e-mail.

El del nieto de Estela de Carlotto, Ignacio Giudo Montoya Carlotto, se convirtió en un caso más de un joven que recuperó su identidad luego de una presentación voluntaria, tras dudar sobre su identidad.

No hicieron falta denuncias de terceros, ni largas investigaciones judiciales: en junio se enteró que era adoptado, hizo un par de consultas, se acercó a la sede de las Abuelas en Virrey Cevallos al 500 con su documentación luego de pactar una entrevista y solo dos meses después supo que era el nieto recuperado 114, hijo de Laura Carlotto y Oscar Montoya, militantes montoneros secuestrados y asesinados durante la última dictadura.

Otros dos jóvenes recuperaron su identidad después de Ignacio Guido: Ana Libertad Beratti de la Cuadra, hija de Héctor y Elena, y Jorge Castro Rubel, hijo de Ana y Hugo.

"Ahora es el doble camino, nosotros los buscamos y ellos nos buscan. Son hombres y mujeres que dudan, entonces tocan el timbre y preguntan, '¿seré nieto de ustedes? Quiero saber'", dijo Estela de Carlotto, al encontrar a su nieto después de 37 años de búsqueda.