"Efecto dominó" esa es una de las frases que usaban muchos de los presentes ante el Ministerio de Trabajo. Fueron convocados por la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) en el último día para la conciliación, tras los despidos de 205 empleados en la planta de la empresa Banghó en Florida, partido de Vicente López. 

En el medio del sonido de redoblantes y charlas, a la espera de la resolución de la reunión con los funcionarios del Gobierno, empresarios y sindicato, los trabajadores aguardaban en grupos. 

"Yo soy madre soltera tengo una nena de 17 años. Estoy sin trabajo y desde hace 15 días que espero desde que estamos en una conciliación obligatoria que vence hoy", empezó tímida Adriana, de 33 años, mientras sus compañeras la incentivaban a continuar con su relato: "Estamos acá porque fuimos despedidos de la empresa en la que estábamos trabajando, en Banghó. Estábamos de vacaciones y llegaron los telegramas de despido y ahí fue cuando la seccional de la UOM de Vicente López se hizo presente. Se tomó la empresa en la que no nos quieren pagar el 100% y tampoco reincorporarnos". 

"Ahora estamos esperando la reunión para saber si continuamos trabajando o si el Presidente se retracta de lo que es el arancel cero.Yo aposté a este Presidente y no creí que iba a ser una de las personas afectadas por sus decisiones pero hoy estoy acá. Ese es el rumbo", plantea Adriana que se hace cargo de su decisión electoral mientras espera poder recuperar su trabajo para seguir manteniendo a su hija. 

En otro sector, más cerca del escenario colocado para la protesta sobre la avenida Callao, Germán- de 35 años- exclama orgulloso que su hija sabe que él hoy está marchando para defender su empleo. 

"Estoy para reclamar mi puesto de trabajo. Acá el gobierno quiere sacar los impuestos a las importaciones y la empresa no puede competir ni loco", plantea el joven técnico que fue despedido. Y agrega: "Soy jefe de familia, tengo una hija y es el único ingreso en mi hogar. Estoy haciendo malabares. Volví a reparar computadoras en mi casa. La peleo como puedo. No quiero que me den un plan. Yo quiero trabajar, eso es lo que estoy buscando y lo que vinimos a buscar acá".

Germán además cuenta que el despido en vacaciones lo tomó por sorpresa: "Trabajaba en la planta hace cinco años, fue la única que en el 2011, cuando empezaba a buscar trabajo,  que me contrató. Me acuerdo que a la persona que me tomó la entrevista le fui sincero, le dije no tengo experiencia pero quiero la oportunidad. Y la oportunidad la aproveché."

Hace una pausa mientras mira a sus compañeros que lo escuchan: "Ahora no tenemos oportunidades, pero hay algo que nosotros siempre aclaramos: no es culpa de la empresa. El tema son las medidas de este Gobierno, así no puede competir. En las últimas reuniones de los delegados nos contaron que los que representaban al Gobierno nos tomaban el pelo. Lo que nosotros queremos de vuelta es el puesto de trabajo. Otras fábricas van a ir cayendo". 

El "efecto dominó". Esa idea es la misma que Marcelo- que trabaja en una pequeña empresa autopartista de La Matanza- recupera para solidarizarse con los despedidos de Banghó.  Marcelo tiene trabajo pero sabe que es una cuestión de tiempo. "Ya la situación no da para más, sabemos lo que está pasando en el sector industrial, nos van complicando cada vez más", señaló Marcelo que respaldó la decisión de salir a la calle para plantear paritarias y mejoras en el sector. 

"Uno en cada reunión familiar pregunta qué pasa y la realidad es esa: van recortando cada vez más puestos de trabajo. Hay que solidarizarse somos trabajadores", ´pidió Marcelo que destacó que "este es solo el principio". 

Otro de los que mostró su apoyo fue Julio, un profesor de Escuela Media, mientras sostenía una bandera de ADU (Asociación de Docentes Universitarios) y aseguró que estaba presente no solo por los despidos: "Uno tiene la idea muy clara de este Gobierno que apunta a la destrucción de la escuela pública, no solo a nivel salarial sino en todas las medidas que van tomando". 

"Estamos apoyando a los compañeros de la UOM contra los despidos, las libres importaciones del gobierno y sobre todo los puestos de trabajo, los cierres de fábrica de las pequeñas PyMEs en el medio de estas políticas económicas del gobierno que castigó a muchos", subrayó Julio- que vio seriamente afectada su economía en los últimos tiempos- remarcó que el conflicto atraviesa varios sectores, no solo el industrial. 

A pesar de la lucha por las paritarias docentes, y a la espera de si finalmente se realiza una marcha nacional- tal y como advirtió Baradel- Julio aprieta el asta de su bandera y se suma al reclamo de los despedidos de Banghó: "La lucha tiene que continuar".