El Gobierno porteño publicita la mega obra del Paseo del Bajo, que se extenderá desde la calle Brasil y la bajada de la autopista 25 de Mayo hasta el Peaje Retiro de la Autopista Illia -incluyendo un ingreso a la Terminal de micros y otro al Puerto de Buenos Aires- pero en la letra chica publicada en el Boletín Oficial se puede adivinar la arista comercial.

El tramo de poco más de 7 kilómetros tendrá un sistema de peajes automáticos, con lectores de patente y Telepase. Serán en total 12 carriles, de los cuáles 4 quedarán soterrados y serán los que contarán con el pago del tributo, mientras que en la superficie reemplazando el eje Madero-Huergo y Alicia Moreau de Justo se emplazarán ocho carriles para vehículos livianos.

"El costo de mantenimiento, por tan pocos kilómetros, debería ser mínimo, y con los impuestos que se pagan en la Ciudad debería estar cubierto. Lo que sí es positivo es que se resuelva la vinculación entre norte y sur del tránsito pesado, también el método de pago automático que se implementará", se había quejado Ricardo Lasca del Comité Nacional de Defensa del Usuario Vial, en declaraciones a Clarín.

Pero lo cierto es que la red administrada por AUSA propuso un valor de 70 pesos para el peaje, lo que equivale al límite puesto en la normativa vigente: los gastos de administración y mantenimiento no deben superar el 40% de sus ingresos, y la estipulación manifiesta es la de un flujo de 10 mil vehículos  de carga por día, lo que significa una relación del 39,3%. 

Una decisión que contradice la política de bajar costos para el transporte, por lo que la producción y el flujo de personas también verán impactados sus costos y por ende el valor de sus servicios. Es decir, más inflación.

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