Al conmemorarse "el día de la institución del sacerdocio", el papa Francisco dedicó su homilía de este jueves santo a dar consejos a los sacerdotes católicos de todo el mundo.

Por eso, desde la basílica de San Pedro, el pontífice les recordó que no pueden ser "pastores con cara de vinagre, quejosos ni, lo que es peor, aburridos", indicando que si bien el sacerdocio puede cansar, "es cansancio del bueno, cansancio lleno de frutos y de alegría".

"El pueblo fiel no nos deja sin tarea directa, salvo que uno se esconda en una oficina o ande por la ciudad en un auto con vidrios polarizados", dijo, advirtiendo que deben andar "con olor a oveja" y "sonrisa de padre. Nada que ver con esos que huelen a perfume caro y te miran de lejos y desde arriba", finalizó.