A esta altura lo de Javier Milei dejó de ser una bravuconada que se perdería en el horizonte para convertirse en un peligro con chances reales de pesar en las elecciones presidenciales de este año.

Siempre cuidado por los canales a los cuales va como invitado, empieza a sentir que las aguas se van cerrando y ya no son tan plácidas como antes.

Incluso Viviana Canosa -una de las que más lo ayudaron a elevar su perfil público- le empezó a contar las costillas y a ponerlo en la realidad de que su modelo propuesto es inviable en la coyuntura actual del país.