Cada vez que abre la boca la “dulce señora” que vive en el piso de arriba del de Cristina Kirchner la embarra un poco más.

Claramente no tiene por qué gustarle la vicepresidenta ni las cosas que hizo por el país pero de ahí a invitar a su casa a algunos de los que integran el grupo que está relacionado con el ataque hay una distancia importante.

Ximena además aseguró que Cristina no la saluda como si eso fuera una afrenta comparable con las agresivas banderas que ella cuelga desde su balcón y con la complicidad manifiesta que demostró al invitar a su casa a un grupo de violentos que le desean la muerte a la vicepresidenta.

Resulta poco entendible por qué esta señora todavía no ha sido llamada a declarar en la causa ya que al menos tuvo algo que ver con la logística del ataque.