Antes de arribar a Buenos Aires el domingo, Cristina Fernández de Kirchner usaba Twitter para denunciar la "sincronización asombrosa" entre los jueces Julián Ercolini y Claudio Bonadio para ordenar medidas en su contra.

El primero, la había convocado a Buenos Aires para prestar declaración en la causa por presuntas irrregularidades en la adjudicación de obra pública a Lázaro Báez, y el segundo podía ordenar –simultáneamente– allanamientos en propiedades que se le vinculan, según anticipaba la expresidenta.

Tal y como anticipaba Cristina el domingo, aunque con 24 horas de diferencia y mientras ella permanece en Buenos Aires, Bonadio ordenó realizar este martes una tasación compulsiva en la vivienda ubicada en Mascarello 441, de Río Gallegos, en el marco de la causa por presunta falsificación de documentos públicos de la firma Los Sauces.

Se trata del domicilio legal de Florencia Kirchner y la vivienda en la que se aloja Cristina cada vez que va a la capital de Santa Cruz.

Se confirma así lo denunciado por la expresidenta: la simultaneidad planeada por los dos magistrados que llevan adelante esta ofensiva judicial y política contra ella y lo que representa.