El armado es realmente patético. En primer lugar Jorge Lanata se atrevió a cuestionar la idea de que un embajador extranjero, en este caso el de Israel, participara de una reunión de gabinete.

Al presidente Javier Milei no le gustó la opinión y lo difamó por redes sociales tratándolo de periodista ensobrado a lo que Lanata contestó amenazándolo con demandarle por difamación.

Y parece que la amenaza funcionó porque el gobierno cambió de estrategia y en lugar de contestar por la red social X, mandó a su ministra de Seguridad al canal paraoficial TN, para que le pidiera a Lanata que levantara la demanda.

Si bien el periodista no confirmó nada, lo más probable es que no lleve a Tribunales al mandatario pero exigió, a cambio, que le Presidente reconozca que se equivocó. ¿Pasará?