En una entrevista con el Diario El País de España, Patricia Bullrich respondió acerca de la promesa de campaña. El periodista le preguntó: “¿dónde está la revolución de la alegría que prometió Macri?”. La respuesta de la ministra fue que “ya va a llegar”, y lo comparó como una casa en construcción, que comienza con un pozo, que se ve vacío, y luego se construye un edificio.

Con esas metáforas que suele usar el discurso macrista, se podría preguntar quiénes serán los habitantes de ese edificio, ya que por el momento no se vieron medidas a favor para los despedidos y la inflación, pero si se vieron medidas como la quita de retenciones al agro, a las mineras, etc.

Consultada por el protocolo antipiquetes, la ministra expresó que no son “un gobierno represor” y manifestó “queremos más convivencia, terminar con la teoría amigo-enemigo y no todo lo tengamos que resolver con caras tapadas, palos, piquetes”.

El discurso choca con la realidad, cuando por ejemplo la represión se dio contra los trabajadores de Cresta Roja, o los despedidos de La Plata, por citar algunos casos, y en ninguno de los dos fueron personas que protestaban con sus caras tapadas.

Para cerrar la entrevista, y volviendo a la pregunta por la revolución de la alegría, la frase de Bullrich fue: “Yo veo a la gente contenta, quiere acompañarnos. La revolución de la alegría viene”. Quizás se olvido de mencionar que habrá que esperar 4 años hasta que cambie el gobierno actual.