Tal vez sea el apotegma que señala que hay que insistir en la mentira porque algo queda o sea la búsqueda de confundir al electorado generando odio para transformarlo en votos.

Pero es tan burdo lo de Guillermo Francos -que había pasado vergüenza con Graciela Camaño cuando quiso defender la postura ambiental de La Libertad Avanza- que no duro siquiera dos minutos, porque bastó que dijera que Pablo Echarri había sido contratado por Aguas Argentinas para coachear a Sergio Massa para el debate, para que María O'Donnell y sus panelistas lo desmintieran al instante.