En los primeros años de la primaria es cuando los nenes califican de 'malos' a otros compañeros del aula que no les caen bien o que sienten que hacen cosas que a ellos no les gustan.

Pero pasando tercer grado los calificativos empiezan a ser más sofisticados, por lo que se espera que un analista político interprete la personalidad de una figura con profundidad y conocimiento.

Pero parece que para Nelson Castro alcanza con ir de un Síndrome de Hubris traído de las orejas a la escena sin ningún tipo de asidero, hasta la simplificación absoluta calificándola de "mala".