Como si no alcanzaran las objeciones a las vacunas contra el coronavirus de algunos sectores de la sociedad, apareció el portavoz de los que todavía sostienen que el dióxido de cloro puede ser una solución contra el coronavirus.

De nada parecen servirle las miles de sentencias de especialistas alrededor del mundo desmintiendo que tenga efectos benéficos y alertando sobre el riesgo de su ingesta. Grande insiste, y sostiene que son varios los legisladores que lo consumen habitualmente.