La idea primigenia de la ley de alquileres era beneficiar a los inquilinos, ampliar el período mínimo de alquiler y regular de algun modo los constantes aumentos.

Pero la ley fue tan modifcada durante su debate que terminó siendo perjudicial para todos. Varios años después el mismo macrismo que creó, aprobó y reglamentó la ley volvió a modificarla y la hizo aún peor para los inquilinos que prácticamente ya no tiene ningun tipo de intervención del Estado.

Hay quienes piensan, como Mariano Hamilton, que la presencia del Estado es fundamental para cuidar los inquilinos de los abusos pero otros, como Javier Milei, considera que debe ser un contrato entre privados y que el Estado no debe intervenir en lo más mínimo, dejándole las de ganar al más poderoso, es decir al propietario.

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