En los tiempos que corren la política pendulante lleva a los líderes a considerar que lo que hicieron sus contrincantes está todo mal y que hay que cambiarlo todo.

Es difícil que se reconozcan los aciertos de los otros y por eso se propone siempre arrancar de 0.

Pero en el caso de Mauricio Macri el tema se agudiza y el hombre no tiene el más mínimo empacho en decirlo públicamente.

El hombre que endeudó al país en un hecho sin precedentes a nivel mundial ahora dice que hay que dinamitar lo poco que dejó y lo poco que pudo recuperar el peronismo en estos últimos cuatro años.

Volcado de lleno a apoyar a la más dura de sus candidatos, Patricia Bullrich, el hombre no tiene problemas en reconocer que detesta al país que quiere gobernar. Y ya lo ha demostrado.