Los tres comparten las ganas de ensuciar la imagen de la presidenta, pero la instalación de un clima imaginario de violencia estatal alcanza un grado de odio impensado, y le otorga a la ciudadanía un pensamiento nefasto al cual aferrar su descontento.

Declaraciones como las que formularon la diputada del PRO, la de Coalición Cívica y el senador cercano al massismo, persiguen la sola intención de crear condiciones desestabilizadoras.

Lo grave es que recurran a amenazas, denuncias y reclamos sin argumentos serios y basándose en supuestas conclusiones sobre el caso Nisman. Así pretenden ganar votos, llevándole miedo a la población.