Esta claro que tanto Carrizo como el resto de la banda que atentaron contra la vida de Cristina Kirchner deben contar con un abogado defensor para enfrentar los graves cargos de los que son acusados.

Lo que no deja de resultar extraño es que estas personas que supuestamente vivían de vender algodones de azúcar tengan el dinero suficiente para pagar carísimos abogados y más extraño resulta aún que esos abogados tengan estrechos vínculos con el macrismo. Todo indicaría que en realidad no están defendiéndolos a ellos sino desviando la atención sobre la figura de alguien más.

Marano, aunque no parezca cierto tiró en televisión uno de los peores argumentos jamás escuchados sobre por qué no puede llevar a declarar a supuestos testigos que confirmarían que su defendido estaba “bromeando” cuando amenazó con asesinar a Máximo Kirchner minutos después del atentado contra su madre.