Si el hábitat donde uno vive es un reflejo de la personalidad, el caso de Fernando Sabag Montiel es una evidencia de qué pasa por dentro de su cabeza.

Al conocerse la habitación que alquilaba en San Martín para vivir, se puede ver el estado de deterioro en el que se encontraba, con comida tirada por los rincones, papeles, excrementos de gato y ropa en el piso.