Carrió creó un personaje que pegó fuerte en su electorado. Lo llamó Republiquita, y a través de esa muñeca quiso representar los valores supuestamente perdidos de la democracia.

Por eso se aferró a su símbolo y lo cruzo con una imagen de la Virgen para festejar el éxito de la macha anticuarentena, en una peligrosa asociación entre política  religión.