Nicolás Kreplak dio en el centro de la cuestión: el macrismo no tiene agenda política ni construyó nada desde que salió del Gobierno. Sólo desató un discurso de odio y alentó a los comunicadores alineados a sus declaraciones y contratados por su canal para que resuenen sus operaciones mediáticas.

De esta forma radicalizaron la escena y dieron lugar a especulaciones de todo tipo: primero contra la vacunas en general, luego contra la Sputnik, más tarde por la compras de vacunas, luego la negociación con Pfizer, ahora por la campaña de vacunación, y hasta intentaron deslizar un supuesto caso de corrupción.