Hay veces que uno se da cuenta que su interlocutor está un poco disperso, ensimismado en sus propias preocupaciones, y sus respuestas son cortas, ajustadas a lo necesario, sin vuelo.

Pero Romina Manguel experimentó otra sensación con Guillermo Moreno, ya que el exfuncionario hablaba con su verborragia habitual y sus ganas de entrar en la discusión que sea para mostrar su habilidad en la esgrima verbal, pero no contaba con que al mismo tiempo estaba pendiente del resultado entre Lanús y Racing, clave para las aspiraciones de La Academia.