En tiempos de redes sociales y discursos de odio, donde importan más los memes que la verdad, y las fake news se generan por minuto, Amalia Granata se siente como un pez en el agua.

Allí puede emplear las mañas que aprendió en tiempos de farándula y escándalos mediáticos. Utilizando los mismos recursos de descalificación del otro, burlas y teorías disparatadas sostenidas con certeza psicótica, construyo un espacio y desde allí dispara munición gruesa contra el oficialismo, sin importarle no tener un solo dato que corrobore lo que defiende.