Uno se esperanzó pensando que tal vez una situación límite como la vivida hacía reflexionar a la sociedad sobre la necesidad de bajar la intensidad de los discursos que ponen al otro como responsable de todos los males.

Pero la reacción no fue la esperada y contra lo que muchos pensaban, los discursos se radicalizaron. Eduardo Feinmann cruzó frases con Pablo Rossi, a la defensiva y contragolpeando al Gobierno, y en su volteada castigó al hermano de Santiago Maldonado y deshonró su memoria.