Tal vez porque estaba en el pase con el programa de Jorge Lanata, quien suele hacer monólogos con humor político y le gusta caracterizarse para burlarse de alguien (si es divertido o no es otra cosa), a Eduardo Feinmann se le ocurrió que tal vez era un veta que debía explotar.

Por supuesto que el intento salió mal, al disfraz de soldado que va a la guerra -la 'guerra a la inflación', ese era el supuesto chiste- había que agregarle algo más, un guión, dos o tres chistes, algo, para no quedar simplemente como un hombre disfrazado, cosa que obviamente no previó.

Los desesperados intentos de sus compañeros de equipo y del mismo Jorge Lanata para levantar el momento poco pudieron hacer ante un sketch que se hundió antes de zarpar.