Luis Majul es un sicario periodístico. No tiene miramientos y con sus editoriales aniquila a quien tenga enfrente. Es cierto que le llega al núcleo duro de la derecha macrista que lo sigue y que parece difícil que convenza a nadie más que a los convencidos.

Pero como todo necesita crecer para no morir, cada vez más le agrega dramatismo a sus columnas, y plantea un país al borde del colapso, un presidente títere y desorientado, y una vicepresidenta inescrupulosa y desalmada para poder armar su historia. Que tenga asidero en la realidad parece ser algo que lo tiene sin cuidado.