El diputado Agost Carreño, presidente del PRO Cordobés, contó con lujo de detalles una reunión, al menos sospechosa y sin dudas fuera de lugar, a la que fue invitado después de firmar el dictamen de mayoría de la ley ómnibus, que se realizó en un departamento frente al bar La Biela y de la que decidió no participar al notar que el que la presidía era Federico Sturzenegger.

El ex presidente del Banco Central, que oficia como una especie de ministro en las sombras ya que no tiene cargo alguno en el Gobierno pero si una participación activa, convocó a los diputados que habían prestado su firma para indicarles qué debían votar.

El diputado dejó en claro que, a pesar de haber firmado, su bloque tenía muchas disidencias y que no iban a dejarlas fuera del recinto.

Claramente es irregular que los diputados se reúnan fuera del Congreso a discutir detalles de las leyes que van a debatir. Lo más extraño es que el que convocó a la reunión fue el secretario parlamentario de la Cámara, lo que hizo que pensara que se trataba de algo oficial, aunque no dejara de ser extraño que no se desarrollara en el lugar correcto.

Este tipo de manejos, alejado de los procedimientos, no hace más que minar la aprobación de una ley que viene mal aspectada y cuyos efectos podrían dejar involucrado a más de un legislador.