El abogado de Morel no sólo no pudo justificar cómo fue que su defendido terminó en contacto con la familia Caputo sino que terminó reconociendo que, a pesar del millonario trabajo que le encargaron, a pesar de no ser un carpintero de oficio, terminó tercerizándose en una carpintería más cercana al supuesto destino que era cerca de Vaca Muerta.

Cada vez que alguien trata de ayudar a este personaje o al ex ministro macrista la historia resulta más inverosímil y se le encuentran más hilos.

La pregunta del millón es por qué la Justicia no cita a declarar, aunque sea en calidad de testigos a los hermanos Caputo para que expliquen por qué y en qué circunstancias le giraron millones de pesos a una presunta carpintería liderada por un hombre que no sabía hacer muebles y en cuyo local funcionaba un centro de jubilados al que el ex Presidente Mauricio Macri fue en el amenos una oportunidad a jugar al truco.