En el reino de la acusación fácil, de la denuncia carente de fundamentación y de la suposición de corrupción del otro, Guadalupe Vázquez -quien había tenido un entredicho previo con Javier Milei- encontró la horma de su zapato.

Si pretendió deslizar un comentario al pasar sobre un supuesto apoyo del vice rector de la UBA a Martín Lousteau, utilizando recursos de la Universidad de Buenos Aires se encontró con alguien que no estaba dispuesto a hacer oídos sordos.

Emiliano Yacobitti, -un opositor declarado al acuerdo con los Libertarios- se paró en seco al escuchar sus palabras, las rebatió al instante y la instó a que haga una denuncia en la Justicia para fundamentar su acusación, y sino que le pida disculpas. 

Vázquez rápidamente metió marcha atrás pero no tuvo forma de evitar que el tren del papelón y la vergüenza la pasara por encima.