Cuando el objetivo fue entender el llanto del radical Rodrigo de Loredo en las afueras del Congreso las teorías fueron varias, incluyendo la de Carla Czudnowsky, quien sostuvo que lo hizo porque tenía “hambre y sueño”.

Diana Deglauy se subió al razonamiento y dijo que el cansancio llegó a todas las bancadas dado el ritmo enloquecido de tratar 600 leyes a las apuradas, con las enmiendas y modificaciones que se le hacían a diario.