Pero más allá de resaltar el trabajo que se está haciendo desde la Provincia para inmunizar en esta primera etapa al personal de salud, el ministro quiso poner en énfasis en las denuncias de la diputada Graciela Ocaña. La mayoría de ellas infundadas y que le cuestan una fortuna al Estado.

A esta altura tal vez habría que analizar si el hacer denuncias infundadas no deberían tener un costo monetario o jurídico para evitar el trabajo político que hacen personajes como Ocaña o Carrió y que normalmente terminan quedando en la nada.

La punta de lanza para hablar del tema fue la definición sobre la operación del Plan Qunita en el que las denuncias de Ocaña quedaron desestimadas y miles de chicos sin asistencia.

Ocaña presentó también varias denuncias sobre malversaciones en las cajas chicas que increíblemente llegaron a ser causas penales en lugar de un simple sumario administrativo generando grandes gastos innecesarios.