Carlos Maslatón empezó su análisis oponiéndose a la idea de privatización de los trenes, no sólo por que fue uno de los desaciertos de la década del 90 y porque en casi todo el mundo el servicio de trenes es estatal sino porque además nadie lo compraría.

Cuando Carla Czudnowsky le recordó que no tomaba transporte público, Maslatón le recordó que sólo toma transporte público porque no tiene auto propio y a la hora de subir la apuesta mostró públicamente su tarjeta SUBE.

El abogado libertario dejó en claro que él renunciará al subsidio a las tarifas de trenes y colectivos.