Los medios que defienden los intereses de los grandes grupos hegemónicos disfrutan el momento de ''devolver gentilezas'', casi como si se tratara de la historia de un duelo entre dos clásicos rivales en una competencia deportiva. Incluso es visible como la conductora intenta golpear en la ideología, como si el apoyo a un proyecto de país inclusivo y popular provocara vergüenza, al descubrir un caso de corrupción.

La corrupción es la vergüenza, no importa el color político. Y en ese intento de 'asociar' a un personaje puntual con la completa manera de ver un modelo de país, es donde la hilacha de Pamela David se deja ver. Verdadero oportunismo mediático.