Los asaltos a los colectivos en el conurbano suelen estar alineados a la lógica del arrebato, del robo circunstancial aprovechando la situación de indefensión de la víctima, de la violencia espontánea de ladrones de baja monta.

Suelen ser muy jóvenes los que cometen este delito, que reditúa poco dinero y tiene bajo riesgo, y se hace a la luz del día en movimientos que duran pocos segundos.

Pero para Sergio Berni, lo ocurrido con el asesinato del colectivero de la línea 620 tiene olor a otra cosa, a carne podrida, a operación.

Para llegar a esa conclusión le enumeró al Gato Sylvestre algunos de los datos que le llamaron la atención: se utilizaron dos vehículos de apoyo para robar un colectivo, lo que no ocurre nunca, y se utilizó una munición que solo utilizan los profesionales, Smith & Wesson.