A Fabián Doman le gusta jugar al periodista incisivo y picante. Pero no está en su esencia y se nota, por eso no le sale bien.

Cuando tuvo a Axel Kicillof disponible para hacerle todas las preguntas que quisiera, arrancó consultando por la reciente compra del lote de vacunas a la India, y aunque el tono era admonitorio, las consultas eran livianas y contemplativas.

Para Axel, que se esperaba otro tipo de cuestionamientos, el espacio fue un escenario para desplegar los logros de su gestión y lucirse en un terreno habitualmente hostil,