La agenda de temas que abordarán los jefes de Estado alcanza a una veintena de problemáticas, sobre los que el lunes los cancilleres alcanzaron un amplio consenso en la reunión preparatoria, según expresó el cubano Bruno Rodríguez.

De esta manera, la Argentina una vez más se aseguró el respaldo de los países de la región en el reclamo de soberanía sobre las Islas Malvinas y el pedido para que el Reino Unido se siente a la mesa de las negociaciones, tal como dispuso en numerosas resoluciones la Organización de las Naciones Unidas.

Las deliberaciones que comienzan este martes están enmarcadas en la presencia, además, de los representantes de los 33 países que integran la Celac, del secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza, y su par de la ONU, Ban Ki Moon, como invitados especiales.

La agenda de los Jefes de Estado tras la inauguración continúa con las deliberaciones hasta el almuerzo privado de las 13:30 y la continuidad de la reunión desde las 15:30 hasta las 18:30.

A las 20:30 se dirigirán a la Plaza de la Revolución, minutos después se producirá una actuación artística y luego la cena ofrecida por Raúl Castro, en tanto que la agenda del segundo día comienza a las 10 y finaliza a las 14:30.

Ya se encuentran en Cuba, además de Cristina Fernández de Kirchner y Dilma Rousseff, los presidentes Evo Morales (Bolivia), Nicolás Maduro (Venezuela), Michel Martelly (Haití), Dersi Bouterse (Suriname), Danilo Medina (República Dominicana) y Donald Ramotar (Guyana).

También están en la isla los primeros ministros de Barbados, Fraundel Stuar; Granada, Keith Mitchell; San Vicente y las Granadinas, Ralph Goncalves; Dominica, Roosevelt Skerrit; Bahamas, Perry Christie y de Jamaica, Portia Simpson.

En tanto, llegarán para la cumbre los mandatarios de Ecuador, Rafael Correa, Uruguay, José "Pepe" Mujica; Perú, Ollanta Humala; y Chile, Sebastián Piñera, que llegará junto a la presidenta electa, Michelle Bachelet.

De esta manera, los jefes de Estado acordarán políticas sobre la inclusión de los movimientos independentistas de Puerto Rico como observadores de la Celac; la relación de las naciones con las empresas transnacionales; la seguridad alimentaria y la lucha contra la pobreza.

La declaración de América Latina y El Caribe como Zona de Paz ayudará a dar un instrumento para impedir golpes de Estado en la región -tal como ya lo tienen Unasur y Mercusur- pero también marcar su oposición a la presencia de, por ejemplo, submarinos nucleares británicos, tal como lo denunció Argentina.