Muchos pidieron durante los primeros años que el Gobierno tuviera funcionarios capaces de "llevarse las marcas", como suele decir el Turco Asís. Y Aníbal Fernández es de esos, de los que se paran en el centro del ring y concentran la atención, de los que están dispuestos a entrar en la discusión pública para evitar el desgaste presidencial.

Como era de esperar el tema de la estampida en el precio del dólar ilegal fue uno de los primeros interrogantes que debió responder, y le quito peso a la corrida a la cual le asignó apetencias personales de unos pocos dispuestos a quedarse con una ganancia aprovechando el río revuelto.