Carlos Menem manejó una Ferrari, jugó al básquet con la Selección, re reunió con Madonna y los Rolling Stones y fue copiloto de un F-16, y ahora Javier Milei quiere seguir su camino. Claramente también quiere imitarlo en el desguace del Estado y la venta de las empresas, aún las rentables. Lo esperable es que no quiera contrabandear armas a países de los cuales somo garantes de paz.

El vocero presidencial salió a anunciar, como si fuera un logro de gobierno, que el mandatario había aprobado el apto físico para ocupar la silla de copiloto en uno de estos aviones de guerra. 

Poco parece importarle la licuación de las jubilaciones, los aumentos indiscriminados de tarifas, combustibles y prepagas, el aumento de la pobreza, la inflación descontrolada y la falta de medicamentos oncológicos para los enfermos que los necesitan con urgencia.