Fue hace 30 años cuando el país atravesaba una Semana Santa de azoramiento ante el levantamiento carapintada y la necesidad de un presidente de salir a hablarle a su pueblo y pedir tranquilidad;  mientras hoy, nuestro país transita la nueva semana religiosa con otros conflictos socioeconómicos y un mandatario que se toma un nuevo descanso en Tandil. 

El 19 de abril de 1987, Alfonsín le habló a un multitud en Plaza de Mayo y lanzó desde el balcón una frase que se tornó histórica: "¡Felices Pascuas! La casa está en orden"; una forma de referirse a lo que estaba sucediendo desde el 16 de abril cuando el mayor de Inteligencia, Ernesto Barreiro, se negó a concurrir al juzgado que lo investigaba por cargos de tortura y asesinato y se amotinó en el Comando de Infantería Aerotransportada de Córdoba junto a otros 130 militares.

El amotinamiento se extendió a otros cuarteles y el teniente coronel Aldo Rico, a cargo de un regimiento en Misiones,lideró la amenaza democrática desde la Escuela de Infantería de Campo de Mayo.

La tensión llegó a tal extremo que muchos pensaron que una vez más la democracia corría peligro y la dictadura podía volver a caer sobre los ciudadanos argentinos. 

Alfonsín voló en un helicóptero sin custodia a Campo de Mayo y habló con Rico y los oficiales carapintadas u una vez que logró resolver el conflicto lanzó en el balcón la famosa frase.

Cuando el año pasado, Aldo Rico estuvo junto con otros militares en el desfile del Bicentenario, el Gobierno de Mauricio Macri fue duramente criticado.