Hace más o menos unos 15 días, en un zapping endiablado, me encontré con un programa de una señal de cable que hacía una recorrida especial por la liturgia, gustos y códigos de los metaleros. Para que quede más claro, con metaleros, me refiero a los amantes de la música metal, metaleros, heavy metal, como quieran llamarlo.

Estaban presentes todos los clichés juntos por supuesto; pero me quedé prendado de una respuesta que me hincho soberanamente las pelotas. Resulta que el periodista que estaba llevando adelante el informe le pregunta a uno de los muchachos que estaba esperando por entrar a un show, creo, de Ricardo Iorio; ¿Qué opinión te merecen los que escuchan pop? Al metalero, se le dibuja una muesca de asco visceral en el rostro y con los ojos inyectados en sangre y con el mayor de los desprecios, no sin antes agradecer el centro que le tiró el cronista espeta: “Tienen menos calle que Venecia”.

Soy popero. Me encanta el pop. Me gusta el rock y amo la música electrónica. Debo tener en mi discoteca unos 40 discos (googleen discos chicos) de heavy metal en sus diferentes variaciones, doom metal, industrial, trash, metal a secas, en fin, una variedad que, para ser un entusiasta de la música en general (también tengo discos de Miles Davis, y no creo que justamente Miles Davis haya sido un tipo con poca calle) es bastante nutrido. Fuera de los discos de metal que pueda tener en casa; debo abarcar en mi gusto personal un centenar de canciones del género. Un número nada respetable para un caminador (¿o nadador?) de las calles de Venecia.

¿Por qué debo yo dar por aceptado que la única calle que existe es la que el fan de Iorio recorre? Crecí en las calles de un barrio, el de Mataderos, el de la cancha de Nueva Chicago, el de El Cedrón, el de Barrio Naón, el de Av de Trabajo y el de El Resero C. Me he vuelto infinidad de veces caminando de la casa de una novia que vivía en Guaminí y Av de los Corrales porque el colectivo 63 pasaba por última vez a las 0:45 de la mañana. ¿Y sabés que, pitecantropus fan de Iorio? En esa época la Rock & Pop, además de Iron Maiden y de Deep Purple también pasaba Spandau Ballet y The Cure, Huey Lewis and the News y Wet Wet Wet y tuve una infancia/adolescencia maravillosa y una calle que me encantaría puedan tener hoy mis hijos.

No todas las calles son hostiles. No solo la hostilidad es la única realidad a vivir para ser de verdad.

Ojalá tengamos todos una buena semana.