Tarde o temprano, cada estrategia se ve socavada por los que se oponen a su desarrollo, y por los cambios del entorno.

El arte de la política consiste en anticipar esos cambios y alinear las políticas públicas para que puedan enfrentar esas nuevas situaciones, lo cual no equivale a “cambiar por cambiar”.

Cuando uno mira la historia reciente, cada gobierno que se ha visto en dificultades coyunturales o estructurales, ha sido criticado por no haber reaccionado a tiempo (Alfonsín, Menem, De la Rua, Duhalde, Kirchner y Cristina)

Es que el cambio plantea siempre un dilema. Oponerse al cambio o ceder al pragmatismo. La historia esta plagada de enredos donde los gobiernos se deterioraron porque había gente que proponía oponerse al cambio. En política es obvio que un gobierno debe ajustar su estrategia para enfrentar los cambios cuando estos llegan. Existen muchas formas de hacerlo. Algún gobierno se permite tener un pie de cada lado, otro puede dar un salto y pasarse al otro lado. A veces se concede el quedarse firme donde se esta parado, o se puede ir hacia un nuevo nivel, cambiando de nombre al mismo tiempo. En los partidos tradicionales, cuando están en el gobierno, también se puede estar en dos lugares separados, donde cada opción tiene su propio nombre, o línea interna.

En general, la forma menos efectiva para reaccionar ante los cambios de paradigma en los gobiernos mencionados, ha sido la más común, la que consiste en tener un pie en cada lado.

Es fácil entender la situación, es a veces la forma de dejar que el tiempo pase y se resuelva el conflicto por si mismo. Es deseable que un gobierno popular, considere como única, la posibilidad de elegir una estrategia alineada a favor del país, y que sea el pueblo el que menos sufra.

Antes de los fondos buitres, el gobierno no dejó de crecer en las encuestas por haber disminuido su propensión a elegir a favor del pueblo y los intereses nacionales. Esa virtud de Cristina y la conciencia mundial sigue creciendo en los países desarrollados y emergentes, aunque se ningunee. El gobierno no bajaba su popularidad porque la oposición estaba mejor y mas preocupada que el oficialismo por los problemas del pueblo y del país, sino porque las nuevas necesidades que fueron surgiendo, a partir de “la recuperación del ingreso per capita”, no las supo añadir a los logros ya obtenidos. El oficialismo fue dejando que se lleven sus logros fundacionales los ex funcionarios de su propio proyecto, porque supuso que debía seguir resolviendo los temas en los que había estado ocupado desde 2003, y no en los temas que le preocupaban ahora a los  nuevos integrantes de la “clase media”.

La razón por la cual se deambuló económicamente en los últimos años, fue la concentración de la orientación exclusiva en mantener los logros sobre los problemas que había en 2003, que no deberían haber excluido la atención de las demandas de aquellos que el mismo gobierno ya había sacado de la pobreza, el desempleo y la zozobra.

Me pregunto: -¿Cual habría sido el resultado de haberse ocupado de los dos temas al mismo tiempo?- ¿Donde estarían Massa, Lavagna, Redrado, Losteau, Peirano, De Mendiguren, Moyano?- etcétera, etcétera, etcétera

Los cambios económicos tienen connotaciones socio psicológicas. En nuestro sistema, cuando la gente sale de la pobreza, solo se siente mejor si sigue creciendo en consumo y bienestar. Esto es, quienes en 2002 compraban “marcas blancas”, en 2010 compraban productos de afamadas marcas. Cuando los ingresos de una familia se estabilizan porque el patrón de la casa consiguió trabajo, o los salarios de la empresa aumentan en forma importante como desde 2003, todo el grupo habitacional desea un cuarto más. A veces anhelan una casa mas grande, compran o construyen y otras se mudan a un barrio mas lindo. El dirigente social D’Elia, le tuvo que explicar a un individuo, que después de 30 años de casado, y mucho sacrificio, se sentía con derecho a poder tener una piletita en la casita donde vive. Cuando las cosas mejoran, si uno de la familia no tenia auto, ahora empieza a desearlo, y si lo tenia, le vienen ganas de cambiarlo por otro nuevo.

Lo penoso es que muchos funcionarios tratan de someter el entendimiento del futuro con el del pasado; es allí que entran en un problema de percepción, y este es el punto fundamental. En el sistema capitalista, no se puede considerar solo que las cosas hayan mejorado sustancialmente, que la sociedad esta mejor, y que se hayan recuperado las industrias y el trabajo. De hecho esa batalla se ganó, pero vengo diciendo que se perdió la batalla por la conciencia de estos logros.

En pocos años el gobierno puso de pie un país, y recuperó una sociedad al borde del caos; y lo mas importante: “se reconquistó la dignidad nacional”. Ahora necesita correrse hacia delante y escoger un objetivo nuevo que significa estabilidad, progreso y desarrollo.

Nada ocurre de un día para el otro, pero es útil pensar que hubo un país que le otorgo a la presidenta el 55% de los votos, que aproveche ahora, mientras sigue existiendo aquella oposición que dudaba y sigue haciendo dudar de su potencial, desde el mismísimo día del lanzamiento de sus propuestas.

En este momento es obvio que existen dificultades, la economía se desaceleró, los ingresos cayeron y las empresas comienzan a ajustar por el lado más fácil. En los 500 días que siguen, el gobierno se las tiene que arreglar para seguir avanzando, sin que los agoreros acierten sus diabólicos pronósticos. Un nuevo enfoque es lo que necesita, hay que ingeniárselas, para integrar el trabajo por los más necesitados, con la inclusión de los que ya dejaron de necesitar. Y, esta clase de pensamiento es la que va a lograr la convergencia de los sectores que aun no se han vuelto a reunir, desde aquel 55%.