A la mañana abro los diarios electrónicos empezando por los malos. La Nación, que tiene una saña generalmente bastante sofisticada, aunque no menos ofensiva, y que por cuestiones formales es un diario legible. Y después paso por Clarín que es más irritante y casi ilegible por su gramática accidentada. Clarín me irrita más, no por su odio tozudo y el embrutecimientos de sus ideas, sino porque hace que me pregunte qué clase de impunidad alcanzó que le da permiso para hacer un diario de puras injurias. Lo que más me molesta de Clarín es eso, que se hayan arrogado el derecho de publicar centenares de mentiras junto con centenares de insultos. Y me da más bronca esa facultad que se dieron a sí mismos, que las porquerías que hacen. Y después de esos dos diarios pasaba por Perfil, que a veces es más audaz para operar y sigue la línea carnicera de Lanata y el estilo porno-opositor que le imprime Zunino, que sabe traducir de manera muy explícita las peores fantasías gorilas en forma de fotos: Cristina crucificada, Máximo preso, Cristina trompeada, Néstor oficial nazi, etc. Pero ahora hace un tiempo que no paso por Perfil porque por esas mismas características me parece el suplemento de humor político de Clarín. Después me voy a Página12 y a Tiempo Argentino. Y por último paso por acá, por Diario Registrado, que siempre hace que me pregunte por qué en la web no hay más páginas como esta. Tan sencilla de leer, tan rápido de encontrar las cosas, con videos que funcionan enseguida, con información que no se encuentra fácil en otros lugares, etc. Bueno, no es por ser alcahuete pero creo que DR es un ejemplo de lo que se puede hacer con internet y se hace poco. Pero hoy entré primero acá, a DR y lo primero que leí fue una frase de Cristina en Rusia “Necesitamos desarrollar una teoría acerca del Estado y su rol en la economía”. Esa es Cristina, pensé, la única que piensa en política de verdad. La que mientras administra los quilombos del país (Perón dijo que conducir era conducir el desorden) está pensando más allá de las fronteras y de la práctica política cotidiana. Piensa que hace falta una teoría. Ella es la única política que entiende que el mundo cambia, siempre cambia, y que ahora tenemos la oportunidad de ser parte del cambio en lugar de sufrirlo como nos tocó otras veces, la mayoría. Y entonces paso a ver qué dicen de esto en La Nación y Clarín, que dicen las misma burradas de siempre. Y me acuerdo de la preocupación que expresó Jorge Fernandez Díaz en radio Mitre. Cuando dijo que si no les dicen la verdad a sus oyentes (dijo gente ultra antiK) después -cuando las cosas no salgan como ellos esperan- se van a dar un golpazo. Porque ese público los insulta cuando informan que la imagen de la presidenta sube y que el fin de ciclo fue una vieja ilusión convertida en “análisis político”.  Es que son muchos más de los que creemos los que se dan cuenta de que la muerte de un fiscal atrapado por su propia irresponsabilidad, sus negocios y su compromiso con el lado oscuro del mundo no constituye un proyecto político. Son muchos los que se dan cuenta de que si todo lo que tenían para ofrecer era el pobre plan que le armaron al fiscal, entonces hay un solo país viable. Porque la supuesta “contundente victoria por más de diez puntos” del PRO en Santa Fe –donde el PRO es más fuerte que en ningún otro lado- tuvo una ventaja de tres décimas miserables, que a esta hora es posible que se diluyan con los votos que faltan contar en Rosario. Hace bien Fernández Díaz en preocuparse. Que en definitiva la preocupación por la realidad debe ser la primera preocupación política.