El título de esta nota es el de una obra teatral que el dramaturgo Agustín Cuzzani estrenó en 1958 con gran éxito. Y viene perfectamente a cuento.

Un exabrupto surgió del actual Presidente, al repetir una frase del mejicano Premio Nobel Octavio Paz, notorio derechista desde 1937: “Los argentinos descienden de los barcos”. De algún modo es cierto: en 1887 el 61 % de la inmigración era italiana, pero luego bajó frente a la llegada de españoles, alemanes y franceses. A inicios del siglo XX, un cuarto de la población era extranjera, y la mitad los italianos llegados desde mediados del siglo XIX.

Los inmigrantes europeos y sus descendientes, aún demuestran desprecio hacia los nativos (hoy mayoría) nacidos de la mezcla con conquistadores españoles. Los llaman con desdén, por su piel oscura, “cabecitas negras”.

Antes, en el siglo XVIII vinieron los españoles, muchos de los cuales se hicieron ricos con el comercio: Álzaga, Anchorena, etc. Pero estaban aquí, desde siempre, los nativos. Esos a los que les robaron tierras Rosas y luego el general Roca. Hubiera sido más certero que el Presidente expresase que PARTE DE LOS ARGENTINOS DESCENDEMOS DE LOS BARCOS.

El resto de su elocución, al decir que los mexicanos venían de “los indios” (en lugar de “los aztecas y los mayas”); o sobre los brasileños al expresar: “de la selva” (cuando gran parte emigró de Portugal y otros los trajeron como esclavos desde África los ingleses, dedicados a ese comercio) reveló en este tema precaria formación. Quizás por ser abogado y profesor, supone que puede hablar de todo sin informarse, y dar al país las novedades. Tal vez debería ubicar como informador de sus decisiones a alguien con oficio y habilidad, para de esta manera convencer a mucha población opositora.

Por supuesto, mucho peor fue la actuación del anterior gobierno en el Sur, cuando utilizó a la Gendarmería para reprimir a escasos indios mapuches y a sus defensores, con el resultado de dos muertes no aclaradas. Reprimió para resguardar las tierras compradas por un inversor extranjero, lo cual prohibía el art. 40 de la Constitución de 1949, anulada por decreto en 1956 por la Revolución Libertadora o Fusiladora, según criterio de quien juzga.

  La Vicepresidenta presentó en 2011 un proyecto que les permitía a los extranjeros comprar sólo 1.000 hectáreas. Por propietario, ya sea persona física o jurídica. Lamentablemente, antes de eso Luciano Benetton se había convertido en el mayor propietario foráneo de tierras del país, a través de su empresa Compañía de tierras Sud Argentino S. A., que posee 900.000 Ha., es decir 90 mil veces más de lo permitido por aquel proyecto de ley.

 Compradas por apenas 50 millones de dólares. Más del 98 % de las tierras que posee este terrateniente italiano, se hallan en tres provincias del Sur: Santa Cruz, Río Negro y Chubut. Con 884.200 Ha él es, así, uno de los principales dueños de la Patagonia. Posee otra estancia en la provincia de Buenos Aires, en Balcarce, la cuna de Fangio, de 16.000 Ha. En total, tiene casi cuarenta veces la superficie de nuestra amada ciudad de Buenos Aires.

Vale la pena conocer cómo fue el reparto de las tierras tras la Campaña del Desierto en 1885, cuando a las ya otorgadas que pertenecen a las provincias de Buenos Aires, el Sur de Córdoba, San Luis y Mendoza, se agregaron las creadas a partir de la conquista: Neuquén, Río Negro, Chubut y Santa Cruz.

¿De dónde surgieron los dueños?  Roca las dio a amigos y a 50 compañías inglesas que comenzaban a operar en del país, para que las “colonizaran”. Tan sólo en Chubut eran dueños de 2.300.000 hectáreas. Gran parte se las administró un fondo de inversión común llamado Compañía de Tierras del Sud Argentino. Ramón Minieri relató que la “La Compañía”-de este modo la llamaban- “explotó esas tierras durante casi un siglo en condiciones excepcionalmente favorables: pudo producir, importar, exportar y obtener utilidades, sin tener que pagar esos años derechos aduaneros ni otra clase de tasas, o beneficiándose con tipos de cambio preferenciales y aranceles reducidos”. Pasaron más de 135 años y ningún gobierno se atrevió a tocar en nuestro país las bases de este modelo económico internacional de rapiña.

 Y en 1991, bajo el gobierno de Menem, las compró el capitalista italiano Benetton a través de su holding Edizione. No es el único. El magnate Joe Lewis, propietario de la cadena Hard Rock Café y accionista de Edenor, posee las tierras que rodean el Lago Escondido, a las que prohíbe visitar. Sólo fueron los ex presidentes Macri y Obama. Por fortuna, lo conocí años antes. Es realmente muy bello. Ya en enero de 2016, apenas asumido, el ex presidente perdonó a Lewis 18 mil millones de pesos en multas por Edenor.

Esta suma hubiera sido muy útil para las escuelas destrozadas en la Pcia. de Buenos Aires. Lewis, protegido por gobernantes cipayos, impide el acceso a las bellezas naturales del lago Escondido y a las montañas de la cordillera de los Andes, con numerosos custodios ayudados por la Gendarmería, pues la cacería de la comunidad Pu Lof en el departamento de Cushamen, que finalizaría con la muerte de Santiago Maldonado, sigue aún hoy impune.

 Esas tierras, ubicadas a 35 kms. de Bariloche y ocupadas ocasionalmente por la comunidad mapuche (que afirma le pertenecen ancestralmente) son desalojadas normalmente por 300 efectivos de Gendarmería. ¿Los indios? No llegan a veinte. El Estado gasta una fortuna al proteger a un extranjero terrateniente. El día que comenzó aquel velatorio de Santiago Maldonado (hallado en un río 78 días después de su desaparición) fue muerto por las fuerzas federales y por la espalda, un integrante de la comunidad mapuche Lafken Winful Mapu junto al Lago Mascardi, de donde fueron desalojados. Era Rafael Nahuel, de 27 años. Falleció antes de llegar al hospital Ramón Carrillo, donde fueron internados una mujer y otro hombre heridos de bala.

Tanto el ex presidente Macri como hoy la UIA, al hablar obvian los tres períodos de Perón y los 12 años de los Kirchner, e insinúan que debemos volver a 78 años atrás: 1943, cuando aún no existían los derechos sociales.

¿Cuál es la solución al duro presente y endeudado futuro por cien años? Perón lo anticipó: “Nadie que no sea justicialista y no aplique la doctrina podrá manejar al país sin enormes inconvenientes. Volver al año 1943, sería algo así como retrovertir la vida a la niñez”. Ya aún antes de ser conocido se ocupó de “los indios”, injustamente tratados en la actualidad.

En una publicación periódica del Ministerio de Agricultura, el después tres veces Presidente elegido democráticamente Juan Domingo Perón, escribió un glosario de vocablos toponímicos con sus derivaciones y étimos, que se publicaría en 1935-36 bajo el título: “TOPONIMIA PATAGÓNICA DE ETIMOLOGÍA ARACAUNA POR EL MAYOR DEL EJÉRCITO JUAN D. PERÓN”. Apareció nuevamente, y esta vez en reimpresión facsimilar, en un folleto repartido por la Biblioteca Nacional en 1948, luego agotado.

Los primeros episodios de la penetración araucana, tuvieron lugar en la famosa frontera del Neuquén y por último, de los santacruceños. Por la ladera Argentina de la Cordillera, empezando desde el Neuquén, se extendió antiguamente una tercera rama tehuelche, los chehuáche-kenk, o chulíla-kene, alrededor de un centro tradicional de nombre chulíla, y su lengua el chulíla-yajísh. Pueblo y lengua han desaparecido sin dejar huella: fueron borrados de las otras fracciones tehuelches, por la marea araucana.

“Toponimia patagónica de etimología araucana”, tituló Perón. El idioma araucano es una lengua propia del indio chileno. ¿Por qué razón, la gran mayoría de los lugares y accidentes geográficos de la Patagonia, llevan denominaciones procedentes de esa lengua? Durante el siglo XVIII la llanura argentina fue invadida por grandes masas de araucanos, llamados así por los españoles debido al sitio donde estaba concentrada la resistencia del aborigen chileno, que a sí mismos se decían mapuche, o 'gente del país'.

Después de indicar al “pueblo”, la voz mapuche pasó a indicar la “lengua”. Ésta se difundió sobre toda la amplitud de las tierras sureñas de gran parte de la Argentina, extendiéndose a La Pampa, a la Provincia de Buenos Aires y a buena parte de las de Córdoba, Santa Fe, Mendoza y San Juan.

  Tras una revisión crítica, el texto actual dice: “Tehuelche, de chewel o chehuel, 'arisco' 'bravo' y che 'gente': ambas palabras mapuches”. En los tiempos más antiguos hubo el predominio de la migración de Este hacia Oeste, y desde la mitad del siglo XVIII la inversa, de Oeste a Este. La inversión de los andinos no fue repentina sino continua y progresiva, con flujos y reflujos rítmicamente escalonados. El último episodio ha sido el retorno hacia Occidente de miles de mapuches, residuo de la campaña de aniquilación entre 1878-83. Martín Fierro los bautizó “vagos, ladrones”..

Luego, una lenta infiltración, individual, que perdura actualmente, atraída por las nuevas condiciones de trabajo ofrecidas por el ovejero y el naciente progreso patagónico. No son terroristas, como jura una política de variadas ideologías y notoria incultura. Porque sus armas siempre han sido sólo las piedras y flechas. ¿A quiénes podrían asustar o derrotar en este siglo XXI?

 El mérito particular del glosario de Perón consiste en que él no fue en la Patagonia un observador fugaz, sino un morador normal en su primera edad, que conoció a fondo todos sus secretos, sus condiciones geográficas y climáticas y sus hombres. La estancia paterna de la Sierra Cuadrada, donde vivió años con sus dos hermanos, fue un excelente puesto de observación.

Volvió luego de recorrer la Patagonia siendo ya un Mayor del Ejército, en ocasión de un reconocimiento militar. Allí, en la Patagonia, auscultó casi diariamente la pronunciación de los nativos y registró el habla y significado de cada palabra o frase, solicitando a los indígenas que iban a su casa, las informaciones más directas sobre costumbres y modismos, lo cual recogió en su glosario, para reflejar el respeto que le produjeron siempre los indios.

Con la consolidación del Movimiento en 1974 terminó un ciclo. Decía Perón: “Lo reformadores están destinados a quemar su tiempo. El hombre muere, sólo sus ideas pueden quedar. Los peronistas no harían nada con un viejo o con un muerto”. Por eso Evita dijo que el peronismo moriría al morir Perón. Y ocurrió. Los que siguieron fueron falsos peronistas, como Reutemann, dos veces gobernador por el peronismo y hoy senador del Pro.

 Perón: “Con la doctrina lo harían todo e impulsarían la evolución del país adecuando la doctrina al momento histórico, poniendo nuevas fuerzas al servicio del bien, y nuevas formas de ejecución al servicio de las buenas conciencias. Esto es progreso; el esquematismo y la rutina son rémora, son atraso. La doctrina ha de estar por sobre los hombres, porque los hombres mueren, y la doctrina no”. El secreto es obtener un dirigente que lo realice.

Que comprenda: la deuda con el FMI es una exacción. Fue tomada sin la intervención del Congreso y falla la decisión política de bajarla; de cumplir lo dicho al asumir el gobierno o inaugurar las sesiones del Congreso, sobre  el Poder Judicial; de aumentar jubilaciones y salarios; el ministro Guzmán gastó en los primeros 4 meses, sólo 0,3 % del PBI de su déficit fiscal anual proyectado al 4,2 %  en el presupuesto. Lo elogió D. Cavallo y hace prever que gastará 1,5 % o 2 % en el año, contra 6,4 % de 2020. ¿Y el resto? ¿Será para pagar al FMI? Debería gestionar más a favor de los sectores populares.

¿Por qué pagar ese desfalco? No se nacionaliza nada ni controlan precios. Las prepagas cobran y sus asociados enferman y mueren de Covid. CFK pidió armar un sistema de salud eficiente y el dueño de varias, se enojó. A él lo subsidiaron: 31 millones de dólares en 2020 para pagar salarios. Y la pobreza aumenta: 45 % y 11 % de indigencia. Si el gobierno busca ganar las elecciones de este año, quedan menos de 4 meses para darle plata a la gente. ¿O algunos que, como dijo CFK, “deberían buscarse otro laburo”, influidos por la Embajada y ése que vino a “mejorar la Justicia”, desean perder y que vuelva en 2023 Cambiemos? Hace falta construir más Poder.

Por alguien que sienta la doctrina peronista y haga suyo el apotegma: “Que todos sean artífices del destino común, pero ninguno instrumento de la ambición de nadie”. Más otra virtud esencial. ¿Cuál? La planteó el Líder: “Un hombre de nuestro movimiento podrá tener cualquier defecto, pero el más grave de todos será no ser un hombre del pueblo”. Hay que hallarlo.