El 6 y el 9 de agosto de 1945 sendas bombas atómicas fueron arrojadas sobre Hiroshima y Nagasaki. El mundo tembló y el Imperio de Japón se rindió el 15 de agosto y firmó el acta el 2 de septiembre.

Volvamos a unos meses atrás. El oficial de inteligencia Onoda fue enviado en diciembre de 1944 a Filipinas, más precisamente a la isla de Lubang, para realizar una guerra de guerrillas contra las tropas estadounidenses.  Ahí se estaban librando batallas decisivas. Cuando Onoda desembarcó en la isla se le destinó un grupo de soldados japoneses que lo sobrepasaban en rango lo que dificultó su misión y facilitó a EE.UU y a fuerzas aliadas tomar la isla. Durante la primera mitad de 1945 los aliados capturaron las islas cercanas de Iwo Jima y Okinawa. Esta última fue el lugar de aprovisionamiento y concentración desde el cual se preparó la invasión a Japón. El 28 de febrero de 1945 se produjo el desembarco de las tropas aliadas en Lubang, y al poco tiempo las tropas japonesas se rindieron; menos el recientemente ascendido a teniente Hiró Onoda y  otros tres soldados a su mando a quienes ordenó que se replegaran hacia las colinas. Estaba cumpliendo las órdenes que había recibido: no rendirse bajo ninguna circunstancia o en caso contrario suicidarse.

La noticia de la rendición de Japón de resultas de la destrucción de dos ciudades por efecto de las bombas nucleares, nunca llegó a conocimiento de Onoda y sus subalternos quienes continuaron la guerra. En octubre de 1945 vieron un folleto con el siguiente texto: “La guerra terminó el 15 de agosto. ¡Bajen de las montañas!” Lo desestimaron considerando que se trataba de propaganda aliada. Cuando llevaban un año en la clandestinidad leyeron panfletos arrojados desde aviones ordenándose que se entregaran. Lo examinaron y llegaron a la conclusión que era un engaño.  Uno de los integrantes del grupo se alejó en 1949, y después de seis meses de vagabundear se rindió a las fuerzas filipinas en 1950. En 1952, los tres sobrevivientes, recibieron desde un avión cartas y fotos de familiares pidiéndoles que se rindan pero nuevamente pensaron que era una estratagema del enemigo. En sucesivos enfrentamientos murieron los dos compañeros de Onoda quien siguió la guerra quemando arrozales en nombre de Japón.

Pasaron los años. Onoda fue declarado muerto en diciembre de 1959. Sin embargo el 20 de febrero de 1974 conoció al estudiante japonés Norio Suzuki que lo estaba buscando. Norio volvió a Japón con las fotografías que se había sacado con Onoda, el cual se negaba a rendirse afirmando que estaba esperando órdenes de su superior. El gobierno japonés localizó al comandante Taniguchi, quien había sido el superior de Onoda y devenido en un próspero librero, quien voló a Lubang en marzo de 1974 y le informó a Onoda de la derrota de Japón y le ordenó rendirse. Así fue que Onoda, 29 años después aceptó rendirse y entregó su uniforme, su espada, su fusil, 500 cartuchos y varias granadas de mano. Onoda fue indultado por el presidente Ferdinand Marcos, dado las circunstancias, porque en su guerra solitaria había matado a una treintena de filipinos.

ÉMULOS DE ONODA

El Manifiesto Comunista fue publicado el 21 de febrero de 1848. Escrito por Karl Marx y Federico Engels, empieza con una frase vastamente conocida: “Un fantasma recorre Europa: el fantasma del comunismo”

La Unión Soviética nació el 25 de octubre o 7 de noviembre de 1917 según el calendario, e implosionó con la caída del Muro de Berlín un 9 de noviembre de 1989 y se disolvió un 8 de diciembre de 1991, dando lugar al surgimiento de quince repúblicas independientes. El 25 de diciembre de 1991 fue arriada la bandera comunista y restituida la bandera rusa. Por decreto del 6 de diciembre de 1991 la actividad del Partido Comunista de la Unión Soviética fue prohibida y su estructura organizativa disuelta.

En medio de un mundo sobreinformado, estos datos parecen ser ignorados por referentes de la derecha en diferentes países.

En Madrid, la presidenta de la Comunidad de Madrid Isabel Díaz Ayuso, del Partido Popular, ganó ampliamente en la ciudad sosteniendo que se estaba librando una lucha entre “libertad o comunismo”. Abogó por la falta de toda restricción en medio de la pandemia y cuando fue calificada de fascista redobló la apuesta sosteniendo “si te llaman fascista es que lo estás haciendo bien”.

En Perú, la candidata presidencial Keiko Fujimori cerró su campaña electoral contra Pedro Castillo afirmando “Salvar a Perú del comunismo” y se presentó al frente de una cruzada contra el «odio» y por la «unidad» de los peruanos. Keiko, quien está en libertad bajo fianza, fue contundente: La elección es entre ella o el comunismo.

En Chile, el presidente Miguel Piñera declaró ya en 2017: “Chile no puede caer bajo el comunismo, que siempre fracasa.” El presidente trasandino tiene más fundamento porque por lo menos el Partido Comunista existe en su país.  

El economista libertario Javier Milei sostiene que “Horacio Rodríguez Larreta, del PRO, es colectivista”, es decir comunista; y el gobierno de Alberto Fernández es socialista. Miguel Ángel Picchetto acusó al gobernador de la Provincia de Buenos Aires Axel Kiciloff de tener “ideología soviética, cubana y chavista”.

El economista José Luis Espert twiteó “A partir de lo que ha ocurrido en Madrid Juntos por el Kargo se ha querido robar la bandera ‘LIBERTAD o Comunismo’. ¿Recordarán a Peña, Duran Barba y hasta Macri diciendo que eran un gobierno socialista? ¿Sabías que la UCR (parte de JxK) es de la internacional socialista? QBSLJxK”.

Florencia Arietto, mano derecha de la presidente del PRO Patricia Bullrich, declaró: “La única salida es la supresión de la libertad. La próxima campaña es comunismo o democracia. En la carcaza de la democracia, adentro, es todo soviético.” En otra declaración dijo: ¿Sabés lo que es el kirchnerismo hoy? Es el buró soviético de la Unión Soviética cuando explotó Chernobyl. Venía y le decían: “Mire, discúlpeme comandante, hay que decirle compañero, general, comandante, toda esa parafernalia: el núcleo del reactor está al aire. Eso no es sólo una explosión, es contaminación, es radiación, la gente se va a morir”

“¡Antipueblo! ¡Derecha fascista! Nosotros tenemos razón” y mientras el reactor estaba haciendo un desastre ambiental. Entonces el kirchnerismo es eso”.

Gabriel Chumpitaz, diputado provincial por Santa Fe de “Juntos por el Cambio” escribió: “El avance contra el campo y el libre mercado es una clara política de dominación comunista”.

Gustavo Valdés, gobernador radical de Corrientes, integrante de “Juntos por el Cambio”, al cuestionar la política internacional del presidente Alberto Fernandez: “El gobierno nos está llevando al comunismo” 

Mauricio Macri, identificando el comunismo con Cristina Fernández declaró: “El comunismo destruye la autoestima. Te dan dos o tres pavadas gratis y listo. Te dan fútbol y se olvidan de las obras, de las cloacas”.

Elisa Carrió, una de las artífices de la coalición que gobernó durante cuatro años y hoy es el principal referente opositor: “Rusia está penetrando con la vieja KGB que entró por Cuba, incluso el viejo Partido Comunista que financiaba guerrillas en América Latina, ahora empieza de nuevo a través de Cuba, de Venezuela, Ecuador y todas estas dictaduras pseudo socialistas o semidemocracias a tomar geopolíticamente parte del continente. Esta alianza política con Rusia la hace Cristina, es decir que ella trabaja para la Sputnik. Ese acuerdo con Rusia tiene algo más grave: primero es un satélite y además es compra y venta de armas”

Todas estas declaraciones, sólo algunas de otras muchas en el mismo sentido, fueron reafirmadas y proclamadas desde Madrid en un encuentro de las derechas de España y América Latina realizada. Se trata de la Carta de Madrid: en defensa de la libertad y la democracia en la iberosfera del 26 de octubre del 2020. Esta expresión fue acuñada por Santiago Abascal Conde, el presidente del partido de ultraderecha español VOX (Voz en latín) quien en algunos de sus párrafos sostiene: “Más de 700 millones de personas forman parte de la Iberosfera, una comunidad de naciones libres y soberanas que comparten una arraigada herencia cultural y cuentan con un gran potencial económico y geopolítico para abordar el futuro. La Iberosfera tiene todas las condiciones para ser una región de libertad, prosperidad e igualdad ante la ley. Sus pueblos no están condenados por ningún tipo de determinismo histórico. Sin embargo, una parte de la región está secuestrada por regímenes totalitarios de inspiración comunista, apoyados por el narcotráfico y terceros países. Todos ellos, bajo el paraguas del régimen cubano e iniciativas como el Foro de São Paulo y el Grupo de Puebla, se infiltran en los centros de poder para imponer su agenda ideológica. La amenaza no se circunscribe exclusivamente a los países que sufren el yugo totalitario. El proyecto ideológico y criminal que está subyugando las libertades y derechos de las naciones tiene como objetivo introducirse en otros países y continentes con la finalidad de desestabilizar las democracias liberales y el Estado de Derecho.

A través de esta Carta de Madrid, apoyada por diferentes líderes políticos y sociales con visiones e ideas distintas e incluso divergentes, afirmaron que:

• El avance del comunismo supone una seria amenaza para la prosperidad y el desarrollo de nuestras naciones, así como para las libertades y los derechos de nuestros compatriotas.

• El Estado de Derecho, el imperio de la ley, la separación de poderes, la libertad de expresión y la propiedad privada son elementos esenciales que garantizan el buen funcionamiento de nuestras sociedades, por lo que deben ser especialmente protegidos frente a aquellos que tratan de socavarlos.

• La defensa de nuestras libertades es una tarea que compete no sólo al ámbito político, sino también a las instituciones, la sociedad civil, los medios de comunicación, la academia, etc……”

Entre los firmantes de la Carta de nuestro país, figuran entre otros: Alejandro Fargosi, Consejero de la Magistratura de la Nación; Alfredo Schiavoni, Carla Piccolomini Francisco Sánchez, Waldo Wolff diputados del PRO; Hilda Molina, médica cubana radicada en la Argentina; economistas libertarios Javier Milei y José Luis Espert; Luis Rosales periodista que integró la fórmula presidencial de Espert; Pablo Torello, diputado,  integrante de la Mesa Judicial del PRO.

IMITANDO AL TENIENTE HIRÓ ONODA

No están en la selva aislados como Onoda pero actúan como si lo estuvieran. Se inventan enemigos imaginarios para atacar al enemigo real que son los gobiernos nacionales y populares. Se asumen como halcones, aves de rapiña, y en sus versiones más presentables crean un oxímoron: el halcón vegetariano.

Mauricio Macri al disertar en un Congreso de impresentables en Miami afirmó: “El populismo inocula el virus de la resignación. No hay ninguna crisis sanitaria que justifique que nos arrebaten nuestras libertades individuales. Eso es inaceptable.”

Apuntan contra el populismo mezclándolo con el comunismo al tiempo que lo denuestan diciendo que es más peligroso que la pandemia. Es una ensalada verbal donde la nebulosa ideológica oculta la lucidez del objetivo. Se embarra el lenguaje, se lo vacía, se distorsionan los hechos históricos, se falsifican posiciones ideológicas para rebatirlas una vez que se las deforma, en una amalgama inteligente de ignorancia aprendida y de ignorancia real,  dirigida como un misil contra las posiciones adversarias consideradas como enemigas. El escritor Georges Orwell definió hace muchas décadas estas prácticas con precisión: “Si el pensamiento corrompe el lenguaje, el lenguaje también corrompe el pensamiento.”

La pandemia ha venido a ser funcional a esa derecha cavernícola, representación del poder económico que en la catástrofe incrementa sus utilidades y la desigualdad, con apoyo de franjas importantes de las clases medias, que en algunos casos se viste con ropajes diferentes y que se presenta como defensora extrema de libertades y derechos cuando la lucha contra el virus obliga a la adopción de restricciones. La transgresión pasó a ser propiedad de la derecha. Esto no significa que los movimientos populares no puedan ganar elecciones, pero sí significa que pueden poco cuando ganan, como bien apunta Pablo Stefanoni en su libro “¿La rebeldía se volvió de derecha?”     

Onoda fue considerado el último soldado activo del ejército japonés y le fueron abonados todos sus salarios atrasados. Escribió un libro sobre su permanencia en la isla y contó que en 30 años tuvo una excelente salud, una sola vez se sintió enfermo y conservaba todos sus dientes. No se pudo adaptar a la modernidad del nuevo Japón y emigró a Brasil donde se dedicó a la ganadería. Tampoco permaneció mucho tiempo y regresó a su país donde creó la escuela de supervivencia para jóvenes “Hiro Onoda”. Murió en el año 2014, a la edad de 91 años, sin saber que en muchos lugares del planeta hay émulos suyos que libran una guerra contra un adversario imaginario, inexistente, pero sabiendo muy bien que embarrando la cancha, sembrando la confusión, deterioran al verdadero enemigo.

Publicado en LA TECLA Ñ