Todas las religiones respetan la vida humana como el valor supremo. Pero no todas las personas y razas se ríen de las mismas cosas. Sin embargo, los caricatursitas de Charlie Hebdo parecen creer que sí. La derecha mundial está de parabienes. Siempre procura, como aquí la dictadura, que la gente censure los crímenes que sufre y elogie los que comete. Los ocurridos en Paris son el gran pretexto para relanzar la Guerra Fría contra el Terrorismo, atenuada durante años. Su guerra entre el Imperialismo y los pueblos pobres del Islam, para disciplinar al planeta: el enemigo está afuera. Es distinto a usted. Las razones las esbozan los medios y las corporaciones, que son a menudo la misma cosa: en Francia los diarios principales pertenecen a dos empresas que fabrican y venden armas. Ese país envió un rápido portaviones al África y Occidente prepara sanciones a Rusia buscando domesticarla.

A nadie cultivado escapa que la musulmana es una religión de paz, el profeta Mahoma condena explícito el crimen y niega el cielo a quien lo comete. Aunque en su nombre, algunos perpetran hechos perversos.

Las religiones hablan en nombre de un Dios. Pero no tienen derecho a asesinar a quien no piensa igual. La ruta de los medios hegemónicos está empedrada de malas intenciones. Y soberbia. Si fuese cierto que ante esos crímenes hay que llorar y no analizar el “contexto”, Michael Moore (criticó a las corporaciones, la violencia armada y la invasión de Irak) no habría filmado su documental  Fahrenheit 9/11, donde reveló los vínculos económicos detrás del ataque y la ausencia de un sentido crítico del ciudadano promedio. Otros utilizan la tele para exhibir dolor.

No deja de sorprender que la defensa de los asesinados en Francia se presente bajo el disfraz democrático de salvar la libertad de expresión. Y asombra la facilidad con la que han manipulado a la opinión pública, movilizando a 4 millones de personas para protestar sobre crímenes con puntos oscuros. Los medios no brindan información fiable sino lo que podría definirse como “infoficción”, entretenimiento. Tras muchos disparos, no se visualiza si a tres de los rehenes del supermercado los ejecutó el terrorista o la policía al irrumpir. ¿Pero a quién le importa?

Para llenar este vaso falta examinar dos cosas: si es válido burlarse de las religiones, y quién ordenó o puede estar detrás de estos atentados. Hemos oído que es legítimo reír de todo. ¿También de los enfermos? Si está enfermo de cáncer o Sida, ¿le agradaría que se rían de usted? Acotan que la tradición francesa de la caricatura es antigua. Pero vea los dibujos de los diarios parisinos sobre los judíos en el caso Dreyfus. ¿Cuál fue el efecto? Más odio racial hasta fines de la Segunda Guerra. Al legar frente al Muro de los Lamentos en Jerusalén (donde conviven las tres religiones) ¿debimos arrojarle piedras y reír de las creencias?

El multiculturalismo y la integración secular son el terreno en disputa. Que Francia explique por qué sus servicios secretos dejaron proceder a dos hermanos sospechados de ideas terroristas. Desde Rusia, hace tiempo que Snowden alertó sobre los correos de todo el mundo: hoy son controlados. Y los teléfonos. Pero nadie les impidió actuar. ¿Por qué el director del MI5 propone aún mayor vigilancia electrónica, si ya existe? Otra nueva amenaza a la democracia, para recortar libertades.

A los votantes europeos les inculcan el miedo. Ahora crecerán más el sectarismo y la discriminación en las escuelas y una estigmatización a los niños musulmanes. El odio al Otro salió ganando. El crimen aportó razones a quienes suponen al Islam un peligro: los neofascistas de Le Pen. Dado que benefició a esa derecha irredenta, ¿lo organizaron tres solitarios que ni tenían plata para la comida y debieron robarla? Al final dijeron que morirían como mártires. Si eso querían, ¿por qué huyeron  temerosos hacia el Norte y no esperaron a la policía en la redacción? Usaron capuchas y guantes, iban en  un Citroen robado, ¿y dejaron su documento para que los descubrieran? No cierra. Alguien de su grupo o de otro tiró el documento en un rincón del auto, sin que lo supieran. Los delató, deseaba silenciarlos. Alguien les hizo manipular un arma que no usaron para dejar la huella. Técnicas de los Servicios. Exigía  el tercero la liberación de sus cómplices. No esperaban ser mártires.

Un dato: en 2014 Obama dijo que al mundo lo dirigen ellos, “o nadie”. Para lograrlo iniciaron hace años una guerra global que no es sólo con armas: imponen lo que definen como un “caos constructivo”, su hábil método para desestabilizar la economía de los países de algún modo independientes de Washington. La Argentina figura entre ellos. Y con ataques a objetivos fáciles como el de Paris, aumentan hoy los riesgos para ser libres. Francia suministró armas a Siria, Libia, recolonizó Mali.

¿Es casualidad el hackeo jihadista durante 40 minutos a una cuenta del Pentágono? Eso es imposible sin estructura. ¿Los documentos? No eran valiosos. ¿Y las ridículas amenazas al twitter del Pentágono? “No verán misericordia con los infieles. Sabemos todo sobre ustedes, sus esposas e hijos”. Similar a lo que repetían aquí para justificar el golpe en Chile de 1973: “Allende iba a matar a los militares chilenos y sus familias y Pinochet se le adelantó”. Táctica de la CIA para asustar a tontos. ¿El hackeo lo hizo un doble agente de la CIA? Sin duda. Su estrategia es usar a los grupos rebeldes para mantener el balance de poder en el Medio Oriente. Lo da o quita a ciertos países. Actúa como Gran Bretaña en la Primera Guerra mediante el notable T.E. Lawrence (Lawrence de Arabia) buscando mantener vivo a su Imperio en África. Ganó. Cuando el Reino Unido no cumplió sus promesas a los árabes, Lawrence se alistó de soldado y escribió “El troquel” como expiación.

Desde que en junio de 2014 el ISIS se transformó en EL y su líder se autoproclamó califa y exigió lealtad, fue el primer golpe en Occidente. Quizá para mostrar a otros grupos islámicos quién es más poderoso. Los hermanos dijeron antes de morir que la orden de actuar les llegó hace meses. No la cumplieron. ¿La activó la CIA? Quizá con agentes dobles. Sabe que la unión de grupos nacionalistas con el islamismo no le conviene. Por eso intenta (y lo seguirá haciendo) dividir para reinar.

Aquí reinó: mató a Rucci con una célula de dos montoneros y servicios de inteligencia. Le sirvió para dividir al peronismo de izquierda del de derecha (hacia el que Perón se volcó), evitar la alianza continental que ese líder tras romper el bloqueo a Cuba planteaba, dejarlo morir de neumonía y quedarse con el poder la triple A. Esas Tres Armas que harían el golpe asustando con crímenes de López Rega ordenados por ellas. Lopecito huyó y vivió años entre sus amigos de los EE.UU.

Fue Bush (2001) quien armó a los fanáticos religiosos para combatir contra los talibanes en Afganistán, un mes después del 11-9. Pero se transformaron en Al Qaeda. EE.UU ganó y el comercio de opio creció en el mundo. Son especialistas en que mueran los demás por ellos. En Vietnam cayeron sólo 54 mil yanquis. Y dos millones de vietnamitas. Ahora dice la CIA, creadora del ISIS, que se convirtieron en EL. No es factible ser ingenuos y pensar que no lo previó. ¿Qué pretende? Si no somos desmemoriados, Obama declaró hace años que Al Qaeda ya no existía. Ahora “reivindicó el atentado a Charlie Hebdo”. Quizá pase como en la dictadura, cuando los militares mataban y un sello de goma de Montoneros o una llamada reivindicaba el crimen. Somos grandes.

La mayoría ignora datos esenciales: la condición previa de drogadictos de muchos de los conversos europeos a EL, que anhelan la redención. O que la guerra de Afganistán, que inició EE.UU., fue la que varió el panorama musulmán, pues radicalizó al islamismo moderno. La CIA es una organización paramilitar. El libro de William Bloom “Matar la esperanza” certifica que entre 1948 y 1967 mató o intentó eliminar a líderes de 19 países. ¿Y desde entonces? Históricamente, ha estado unida a los intereses comerciales de EE.UU, especialmente con el petróleo. De allí su accionar en Medio Oriente. Incluso la ya olvidada “primavera árabe” tiene aristas que hacen suponer que la CIA la creó y la hundió. Sólo sirvió en Túnez. En los demás países, dejó dictaduras.

El derecho de Francia, históricamente democrática, a realizar lo que quiere en otras partes del mundo (no olvide que poseía sus colonias hasta 1968) parece lícito. ¿Lo es? Declaró Julián Assange: “Cada día se produce una masacre de esta magnitud en el mundo árabe”. Pero los crímenes de los marginales a los que no se les brinda oportunidad de algún futuro (aunque nazcan en Francia) son definidos “terrorismo”.

Salgamos a protestar contra la violencia. Pero siempre, la de los otros. Este 7 de enero, un drones (misil sin piloto) de EE.UU. asesinó a siete personas en Siria. Informó EE.UU que tres de ellas eran terroristas. ¿Cómo prueban que esa bomba, similar a la V-1 alemana de la 2da. Guerra, no cayó en un lugar errado? No lo prueban. ¿Y los restantes cuatro qué eran, “daños colaterales”? Según Obama, los drones “no matan sin haber razón para ello”. Sobre esos crímenes no difundieron la noticia agencias de Occidente. Nos enteramos por el canal Telesur.

La desigualdad social aumenta el peligro de que los jóvenes apelen al terrorismo para vengarse de la abismal diferencia entre los que tienen y los que carecen. El contagio crecerá si no se le pone remedio con la igualdad social, no con los drones. La miseria es caldo de cultivo para dominar a las mentes. Y la violencia contra civiles jamás disminuyó la opresión. Ni en ambas Guerras Mundiales (bombardearon a ciudades abiertas como Londres, Roma, Dresde, Tokio, Berlín), ni más tarde.

Al mismo tiempo, no es sano callar que estigmatizar a los musulmanes es el paso previo a un nuevo Holocausto. Como pasó a lo largo de la Historia, de inocentes. Burlarse de los símbolos de una religión (¿qué piensa de la Virgen María diciendo frases procaces?) no tiene relación con la libertad de expresión, eso es una reducción infantil. Más bien se trata de un periodismo amarillo que hoy saca provecho. Vendía 66.000 ejemplares. Sacó ahora 700 mil a la venta, cuyo precio destinará a los familiares. Es decir: no recibirá nada. ¿Con qué dinero imprimirá otros 5 millones, como anuncia? Sería útil saber quién financia esta revista.

En tanto, Marine Le Pen logró hace poco uno de cada cuatro votos (el 25%) pese a declarar con su padre ser neonazi. Ambos desprecian a cualquier inmigrante. Tampoco es novedoso. La Francia de Vichy, con el Mariscal Petain al mando y más tropas, se rindió ante los alemanes en 1940 tras sólo 40 días de lucha. Temía al Frente Popular y en 1936 lo derrocó. Prefería a la derecha de Hitler. Su policía colaboró con los nazis durante 4 años y buscó casa por casa a los judíos para enviarlos a los Campos. También 200.000 obreros fueron voluntarios a trabajar a Alemania. Explotados, pocos –o ninguno, sugieren- volvieron. Ni hoy interesan los trabajadores. Les iban a aumentar en 2015 su salario el 2 % en algunas empresas, y decidieron “reducir el aumento”. Previsores.

Crecerá el temor en un mundo globalizado donde la injusticia prima y no existe alguna mejora social a la vista. Sin chance de educación y de empleo, es inútil discutir soluciones. En Grecia la deuda acaba de subir al 200% del PIB. ¿Quién se aprovecha de esa desesperación?

La troika: el FMI, el Banco Mundial y el BCE. Y se vale de la CIA. No es nuevo. Aquí sufrimos nuestra propia Guerra Fría desde la caída del peronismo en 1955: eran enemigos del Estado no solo los comunistas y peronistas, para la policía política torturadora. Actualmente, regiones emergentes como América Latina mejoraron mucho y ello ayuda a los jóvenes. Venezuela acaba de cerrar acuerdos comerciales con China, como hace poco la Argentina. Hay soluciones con la inclusión social.

No en Medio Oriente. Pues el orden globalizado no desea la paz, sino el dominio. La concentración de la riqueza en apenas cien personas es intolerable, pero el Neoliberalismo se nutre de ello, a lo que une la sutil especulación financiera. ¿Basada en qué? En la fuerza de las armas y las “virtudes del Mercado”. Asustando con el “extremismo islamista”, la derecha busca enfrentar, como hace siglos, al Islam. Esto desataría la guerra no contra el terrorismo, sino religiosa. EE.UU ahora aumentó su presupuesto para armas un 50 % para los próximos diez años. ¿Qué planea? ¿Otra “limpieza étnica”? La CIA dice que los musulmanes son una “quinta columna”, “quieren dominarnos” y “debemos someterlos”.

¿La guerra preventiva en Iraq y la matanza de cerca de un millón de civiles no produjo reacciones? ¿Significa que la violencia de uno no origina la de otro? Sin embargo, aquellos muertos en Iraq ocupan las mentes de los musulmanes y forjan su desconfianza. Ahora ocurrirá exactamente al revés. El miedo ocupará las mentes de los europeos.

Casi el pánico. Yo puedo hacerte algo, pero tú a mí, no. Esto causará una escalada de represión dentro de Europa. Como en EE.UU. tras el 2001. Lo veremos. Pero jamás sobre los ricos califatos, los principitos y los servicios de inteligencia, que financian estos horrendos crímenes.

La complicidad francesa al enviar también tropas a Iraq y callar lo que sabía sobre Guantánamo (donde tenía interrogadores) ¿tampoco tuvo nada que ver? Los servicios de Francia son de los más eficientes del mundo. El film “El atentado” (1972, de Yves Boisset, con guion del ex comunista Jorge Semprún) relata cómo engañaron para viajar a Paris a entrevistarse al revolucionario líder argelino Ben Barka, y lo mataron. Debe tenerse en cuenta que los musulmanes de Francia, actualmente,  se integraron a la sociedad: policía, ejército, colegios, hospitales. Pero a veces padres e hijos no creen en el mismo Islam, ocultan opiniones y actúan con armas sin revelarlo a sus parientes. Pues no tienen un partido propio. Ni piensan y votan igual. El Estado Islámico (ayer ISIS, hoy EL) nació avalado por la CIA, que capta el odio velado. Y los usa.

Adrede o no, los victimarios de Paris (cuyos parientes en Argelia quizá fueron víctimas en la época del Nobel Albert Camus) favorecieron a la canalla derecha europea, que capitalizó en 2014 en las urnas su odio a los inmigrantes, no sólo en Francia sino en Suecia, Austria, Reino Unido, Dinamarca, Holanda, Italia, Bélgica y Grecia. ¿Qué ocurrirá allí el 22 de enero, dado que el partido de izquierda Siryza tiene ventaja? Este crimen puede sumar votos a la derecha filonazi de Aguila Dorada. Cada vez que en Europa algún grupo de izquierda estuvo a punto de tomar el poder (o se unió para ello) la CIA se ingenió para anularlo. Así, hizo matar al presidente Moro en Italia por parte de las Brigadas Rojas manipulados por los servicios de inteligencia, narró Leonardo Sciascia en su libro “El caso Moro”. A Sciascia, su pensamiento y su obra, dedicamos el extenso último capítulo de “Presencias interiores”.

Nos parece que confundir la libertad de expresión con un “derecho” a ofender a los demás (como los insultantes, insistentes carteles nazis contra los judíos –contando dinero con nariz larga, etc- en los países ocupados en la Segunda Guerra) es un error. Que genera más odio.

Muchos rechazan los antiguos valores. Porque a lo largo de los años, descubrieron la hipocresía y vesania de cantidad de sus sacerdotes. Curas que bendecían a quienes arrojaban a gente viva al mar. Cientos de obispos y curas pedófilos en todo el planeta o esa multitud de curas homosexuales en el Vaticano, que habían jurado vivir célibes. Todo esto demuestra que actúan contra los valores de su religión. ¿Por qué basan su vida en ello? Por hipocresía. Pero no justifica que otros se burlen de sus creencias. Existe gente que las respeta y las sigue. En quienes las proclaman pero las transgreden, su vida es una mentira. Según las leyes religiosas, quien no se arrepiente, debe cargar con su culpa. Y es peligroso para el alma. ¿Por qué entonces no lo cumplen? Cada uno es responsable ante su propia conciencia. Si eso le inquieta.

Incluso el ex papa Benedicto XVI, enemigo, como otras religiones, de la Ilustración y del sistema republicano (culpables de buscar “instaurar el dominio de la razón y la libertad”) rescató una idea de Marx: que “la política y la fe se encuentren”. Es factible. A partir del respeto al Otro.

Vivimos en un mar de sueños, dudas, temores sobre el mal y el bien. Puede decir alguien que es ateo, pero quien a la existencia de Dios “la descarta de plano” (acota George Steiner) suele ser muy infrecuente”. En alguna reunión de ex compañeros del Secundario, charlamos con nuestro compañero de banco, que terminó siendo sacerdote. Dijimos ser agnósticos, por cuanto colaboraron con la dictadura. Pero años después, comprendimos que si de pronto se enferma nuestra madre, o un hijo tiene un accidente, o le pasa algo a la mujer que se ama, nos ponemos veloces a invocar a Dios de una u otra forma. Es quizá una condición humillante, que tiene que ver con nuestra formación y esas supersticiones que nos inculcaron de niños. Pero ya dijo Shakespeare que estamos hechos de barro y realidad, de la materia de los sueños. No podemos menos que respetar las creencias que asume ese Otro.